La muerte pequeña

Los monjes taoístas estaban interesados en la sexualidad como una parte mas del cuerpo humano. Es por ello que practicaron Kung Fu sexual al descubrir que la eyaculación agota la energía de un hombre. Es común que, después de la eyaculación, sintamos que nuestra energía se disipa, sintiendo una fatiga post eyaculación.

Si bien quisiéramos estar atentos a las necesidades de nuestra pareja sexual, al eyacular nos invade una profunda sensación de sueño. Todo lo contrario sucede con un hombre que controla la eyaculación volviéndose multiorgásmico. Es muy común percibir que una parte de la pareja se sienta frustrada o insatisfecha al ver que la otra eyaculo antes de tiempo o prematuramente y ver que son vanos los intentos para “reavivar” ese ser sexual agotado.

Hace más de 5000 años, Peng-Tze consejero sexual del Emperador chino dijo: “después de eyacular, el hombre se siente cansado, sus orejas zumban, sus ojos están pesados y solo anhela dormir; se siente sediento y sus miembros se encuentran debilitados y tiesos, al eyacular solo disfruta un momento breve de placer que lo conlleva a sufrir largas horas de agotamiento”.
Los efectos de la eyaculación se sienten más en quienes practican deportes profesionalmente, es por ello que se les prohíbe tener relaciones la noche antes de cualquier contienda.

Para el hombre multiorgásmico, el síntoma de eyacular se diluye ya que controla la emisión de semen, transformando esa energía vital en energía corporal que circula por todo su organismo. Muchos hombres, en especial los jóvenes no notan ese sentimiento de vacio al principio, a menos que eyaculen si están enfermos y se debiliten aun más.

En Occidente, los hombres asumen que la eyaculación es la culminación inevitable de la excitación masculina y el fin del acto sexual. En China, sin embargo los médicos observaron que la llamada “petit mort” (pequeña muerte) es una situación evitable del placer masculino y un vaciamiento peligroso de la vitalidad del hombre.