viernes, 12 de septiembre de 2008

Qué es el sexo?


El sexo es un asunto sutil, delicado, porque la palabra «sexo» está asociada a siglos de explotación, corrupción, ideas pervertidas y condicionamientos.

Esta palabra está totalmente cargada. Es una de las palabras más cargadas de la existencia. Cuando dices «Dios» parece que está vacía. Cuando dices «sexo» está demasiado cargada. Aparecen en la mente mil y una asociaciones: miedo, perversión, atracción, un tremendo deseo y también un tremendo antideseo. Surgen todas a la vez. Sexo: la propia palabra crea confusión, caos. Es como si alguien tirara una piedra en un estanque silencioso; surgen miles de ondas, ¡sólo por la palabra «sexo»! la humanidad ha estado viviendo bajo conceptos muy equivocados...

¿Se dieron cuenta que a cierta edad el sexo se vuelve importante? No es que le des importancia. No es algo que tú estés haciendo; sucede. Alrededor de los catorce años, la energía, de repente, se inunda de sexo. Es como si se abrieran unas compuertas dentro de ti. Se abren fuentes sutiles de energía que no estaban abiertas todavía, y toda tu energía se vuelve sexual, teñida de sexo.

Piensas sexo, cantas sexo, andas sexo..., todo se vuelve sexual. Todas las acciones se tiñen. Esto sucede sin que hagas nada. Es natural. La trascendencia también es natural. Si se vive el sexo totalmente, sin censurar, sin ideas de cómo deshacerse de él, entonces a los cuarenta y dos años (del mismo modo que a los catorce años el sexo aparece y toda la energía se vuelve sexual), alrededor de los cuarenta y dos años, las compuertas del sexo se vuelven a cerrar. Y esto es tan natural como el despertar del sexo; ahora comienza a desaparecer.

El sexo se trasciende sin ningún esfuerzo por tu parte. Si haces esfuerzos será represión, porque no tiene nada que ver contigo. Es intrínseco a tu cuerpo, a tu biología. Naces como un ser sexual; no tiene nada de malo. Es la única manera de nacer. Ser humano es ser sexual. Cuando fuiste concebido, tu padre y tu madre no estaban rezando, no estaban escuchando un sermón del sacerdote. No estaban en la iglesia, estaban haciendo el amor. Parece incluso difícil pensar que tu padre y tu madre estuviesen haciendo el amor cuando te concibieron. Estaban haciendo el amor; su energía sexual se estaba encontrando y se estaban fundiendo el uno en el otro. Entonces, fuiste concebido; fuiste concebido en un profundo acto sexual. La primera célula fue una célula sexual, y de esa célula fueron surgiendo todas las demás. Pero cada célula sigue siendo básicamente sexual.

Todo tu cuerpo es sexual, hecho de células sexuales. Ahora ya son millones de células.

Recuerda: tú existes como un ser sexual. Una vez que lo aceptas, se disuelve el conflicto creado a lo largo de los siglos. En cuanto lo aceptas profundamente, sin ideas por medio, cuando piensas en el sexo como algo sencillamente natural, lo vives. No me estás preguntando cómo trascender la comida, cómo trascender la respiración; porque ninguna religión te ha enseñado a trascender la respiración, por eso. De lo contrario, estarías preguntando: «¿Cómo trascender la respiración?»

¡Tú respiras! Eres un animal que respira; también eres un animal sexual. Pero hay una diferencia. Los primeros catorce años de tu vida, al comienzo, casi no son sexuales, y como mucho existen unos rudimentos del juego sexual que realmente no son sexuales, sino una preparación, un ensayo, nada más. A los catorce años, de repente, la energía ha madurado.

Observa esto..., nace un niño e inmediatamente, a los tres segundos, el niño tiene que respirar; si no, morirá. Después la respiración seguirá estando presente a lo largo de toda su vida, porque comenzó desde el primer momento. No puede ser trascendida. Tal vez se detenga antes de morir, unos tres segundos antes, pero no antes de eso. Tenlo en cuenta siempre: los dos extremos de la vida, el principio y el fin, tienen un parecido exacto, son simétricos. El niño nace, comienza a respirar a los tres segundos. Cuando el niño sea un viejo y se esté muriendo, en cuanto se detenga la respiración, a los tres segundos de detenerse, morirá.

El sexo aparece en una etapa muy posterior: durante catorce años el niño ha vivido sin sexo. Y si la sociedad no está demasiado reprimida y, en consecuencia, obsesionada con el sexo, el niño podrá vivir ignorando que existe el sexo o algo parecido. El niño puede permanecer completamente inocente. Esa inocencia tampoco es posible porque la gente está muy reprimida. Cuando aparece la represión también aparece, codo con codo, la obsesión.

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