domingo, 29 de marzo de 2009

La diferencia entre orgasmo y eyaculacion


Desde una óptica tántrica, la mayoría de los hombres no conocemos el orgasmo, porque confundimos orgasmo con eyaculación .Y éste no es sólo un problema de los varones: muchos hombres y mujeres promueven la eyaculación de sus parejas, y cuantas más veces mejor, porque lo consideran un signo de la virilidad de sus consortes y de su propio poder para complacerlos.

La propuesta del tantra, en cambio, es llegar al punto maximo de exitación, y mantenerlo por un tiempo ilimitado: si el hombre es capaz de vencer esa barrera en donde el espasmo nervioso produce la eyaculación , será capaz de conocer el verdadero orgasmo, esto es, el orgasmo cósmico, absoluto.”En el Lingam Purana se habla de la cosmogénesis, de cómo se generó el mundo”. Allí se dice que la deidad masculina, Shiva, apareció manifestándose sexualmente, con su terrible falo erecto haciéndose alusión a su capacidad de mantener la erección luego de haber estado sumergido durante 4320 años en un trance ascético. La palabra asceta quiere decir ‘tornarse radiante’,es decir, si un hombre controla la eyaculación va a irriadiar energía, y su pareja también va a gozar mucho más.”

En realidad, de lo que se trata es de separar el orgasmo de la eyaculación, de modo tal de poder tener un orgasmo lúcido, y así poder trabajar sobre el movimiento de las energías internas y nuestro recorrido por el universo. Los espacios que hay entre el espamo eyaculatorio y el orgasmo son alucinantes, y además son perfectamentes accesibles, no se trata de algo misterioso. Pero claro, habitualmente los occidentales no toleramos la tensión placentera que significa el orgasmo, y por eso caemos en la eyaculación: no toleramos el placer, y eso habla de nuestro grave estado como personas.

Antiguamente en Oriente existía la creencia de que si el hombre lograba contener su eyaculación diez veces, tendría un hijo varón, algo muy buscado en sus culturas patriarcales. Lo cierto es que el camino del tantra requiere todo un desarrollo corporal y espiritual previo, con ensueños dirigidos, relajación, meditación, y sobre todo, con ejercicios que incluyen la respiración. Porque la respiración es la gran vía reggia para sentir: cuando las personas se angustian o se asustan, dejan de respirar, dejan de sentir.

La enseñanza tradicional del tranta establece dos estilos de práctica: el sendero de la derecha y el de la izquierda. Según algunos autores, el sendero de la derecha consiste en lograr el objetivo exclusivamente mediante el trabajo de la mente con la meditación, y el de la izquierda logra su meta mediante el desarrollo corporal, incluyendo la unión sexual física. A su vez, el sendero de la derecha tiene dos divisiones, izquierda y derecha, según la deidad de meditación sea masculina o femenina; el de la también se divide en dos: el de la derecha para quien practica la unión sexual con su pareja, y el de la izquierda para quien lo hace con otra persona, usualmente asignada o aprobada por su gurú o maestro.

Todavía hoy en el tranta conserva su carácter iniciático, esto es, debe transmitirse de maestro a discípulo. La manera lectura de un texto tántrico no produce realización alguna, por lo cual se requiere que un maestro introduzca en el arte
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Para avanzar en este camino el cuerpo físico debe cultivarse con gran esmero, ya que se convierte en un templo para la experiencia sagrada. De hecho, en los monasterios de Nepal se plantean toda una serie de requerimientos: capacidad para manejar las propias energías, claridad mental respecto de lo que se va a hacer y aptitud para meditar en forma prolongada (2 horas y 24 minutos como mínimo). Las técnicas que se usan para el control de la eyaculación en el tantra se practican también en las clases de yoga: cuando uno empieza a hacer contracciones del suelo pélvico, por ejemplo, se da cuenta que esta manejando la energía sexual.

Un entrenamiento tántrico implica armonizar las energías masculinas y femeninas que tenemos los seres humanos, para equilibrarlas. Una vez que están armonizadas, el desafío es unificarlas para conformar una energía más completa. Si tenemos electricidad positiva y negativa, hasta que no se juntan no se hacen luz, y si las juntamos fuera de contexto podemos generar un cortocircuito. Por eso en el trabajo con mis pacientes normalmente comienzo orientándolos hacia la depuración de su sexualidad. En esta sociedad este tema es conflictivo por tradición, tanto desde un punto de vista religioso como social, y pese a que nacemos gracias al sexo, la unión sexual es algo impuro. Limpiando la sexualidad, simplemente, hay toda una serie de cosas que se aclaran en la vida de cada persona. Para eso hay que lograr que se pueda considerar a su sexualidad como algo tan sagrado como su personalidad.

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