viernes, 10 de julio de 2009

Los Afrodisiacos


Afrodisíaco se puede considerar a todo lo que nos fomenta y potencia el instinto sexual. Muy conocido en nuestros días son los afrodisíacos visuales que nos potencian una fantasía mental excitante.

Por ejemplo una frutilla rozada levemente por unos labios. Algunas zonas del cuerpo untadas en crema. Movimientos sugerentes al ritmo de una música y un sin fin de juegos inocentes y otros no tanto.

Lo que sí es claro dentro de los afrodisíacos es que se dividen, por simplificar, en dos: los mentales y los físicos. Aunque muchos especialistas como los psicólogos resten a estos productos una influencia real y le atribuyan una influencia autosugestiva.

Tampoco estarán muy de acuerdo los sexólogos, cuando los psicólogos les niegan también la existencia de zonas erógenas en nuestro organismo que no sea la mente. Sea como sea, prácticamente todas las culturas en el mundo, arrastran en su historia filtros, pócimas,ungüentos y practicas rituales para potenciar la sexualidad y de paso la fertilidad.

En la actualidad la publicidad se encarga de fomentar productos que a través de cargar de vitaminas o excitantes nerviosos a nuestro organismo, se supone actúan como afrodisíaco. Hay otros como el ginseng que desde hace muchos años viene siendo utilizado por orientales, así como los huesos de tigre, el pene de foca ...y un sin fin de productos, de los cuales no está demostrada su efectividad sexual.

Frente a todo esto y coincidiendo con la teoría psicológica, los mayores excitantes o afrodisíacos comprobados a lo largo de la historia y en la actualidad son mentales, por ejemplo la muerte, la religión, el deseo, el mal, el bien, lo prohibido etc...

Partiendo de estas motivaciones iniciales, se desarrollan un sin fin de argumentaciones y practicas que desembocan en la relación sexual de las más diversas maneras.

El mal, la perversidad, la crueldad, lo prohibido ..aunque sea en pequeñas dosis, siempre ha representado un potente afrodisíaco mental, potenciado por el miedo y el sentimiento de culpabilidad que irremediablemente va asociado a las prácticas consideradas sádicas, alcanzar cuotas de placer egoísta, individual.

Fue en el marco de Decadentismo, cuando alcanzo su auge este estudio y tendencia del sadismo en general y de la excisión de sadismo sexual. En este apartado del sexo, obligado es hablar de quien le puso nombre a estas tendencias "El divino Marqués" Alphonse-François-Donatien de Sade, (1740- 1814).

Promulgaban en su literatura la crueldad y la perversidad como estimulante sexual muy placentero. Sus relatos llenos de horrores sexuales, son el exponente o el camino de una filosofía que los escritores franceses, que hace muy poco lo descubrieron y rehabilitaron han venido a llamar, defensa del hombre natural u hombre real, que se afirma contra todo en la integridad de sus instintos. También en su descargo hay que decir que jamás se pudo demostrar que pusiera en práctica su literatura y eso teniendo en cuenta que vivió en el periodo de Terror de la revolución francesa. Si bien se le conocieron hazañas como librar a algunos nobles de la guillotina. Sus dos matrimonio fueron normales. Y del hecho de ser encarcelado en prisión y en el manicomio de Charenton, se dice que fue Bonaparte, en venganza por ciertas alusiones malignas en sus libros hacia su persona. También cabe destacar que muchísimas mujeres amaron al marques e intentaron obtener de Bonaparte su perdón y liberación.

Pero independientemente de la rehabilitación que se haga de su obra , y a su persona se la califique como un pervertido intelectual, sus obras no pierden el valor de canto al mal, a la crueldad, a la perversión y un moralismo sorprendente. Sade admite la existencia de un dios creador que gobierna el mundo, pero lo concibe como un dios cuya esencia es el mal y que usa la crueldad , el crimen como armas para el cumplimiento de sus designios. Según él, el excedente negativo con respecto a lo positivo sería una ley de lo real: la naturaleza nos muestra que no crea si no para destruir y que la destrucción es la primera de sus leyes.

Con respecto a la virtud Sade habla de un "descarrilamiento en el sendero de la virtud " y llega a decir que : Al ser la virtud un modo contrario al sistema del mundo, todos aquellos que las siguen pueden estar seguros de sufrir tormentos espantosos a causa de la dificultad que experimentarán para volver a entrar en el seno del mal, autor y regenerador de todo cuando vemos.¡No hay éxtasis semejante que entregarse a esta divina infamia! Escribe Sade en " Justine II. Y " El placer del Auto destructor que quiera infringir las leyes mismas de la naturaleza cósmica".

A pesar de no ser el primero ni el único en ensalzar el poder destructor de la naturaleza, Sade destaca por darle un poder de contrareligión. Su visión no obstante es muy limitada y contradictoria. Ya que al atribuir transgresión o infamia al mal, reconoce implícitamente la hegemonía y la existencia del bien. Y todavía resulta mas limitado ya que se mueve en una dualidad existencial.

Una concepción mas completa la encontraríamos al contemplar la celebre tríada; El poder que crea, el poder que conserva y el poder que destruye del hinduismo. Brahmâ, Vishnu y Shiva. También en la " vía de la mano izquierda", vâmâchâra tántrico, se contempla en cierta forma la destrucción indirectamente ; en su practica además del uso de la mujer se emplean bebidas embriagantes.

En occidente el antiguo dionismo preórfico, la religión de Zagreo como " gran cazador que se lleva todas las cosas", en oriente el "sivaísmo" y los cultos relacionados con Kâli, con durgâ y otras divinidades " terribles" que tienen sus equivalentes en otros pueblos. Todos se caracterizaban igualmente con Sade en el desenfreno, el reconocimiento y la exaltación de la destrucción, pero al contrario que él , sin ningún matiz sacrílego; en un marco ritual, de sacrificio y transfigurante. Estas potenciaciones "perversas" en mayor o menor medida las encontramos en tal como practicamos o entendemos el sexo actualmente. De hcho utilizando productos para potenciarnos sexualmente, sin que sea necesario por que algún mal nos aqueje. Es una buena manera de emular la filosofía de la destrucción, queriendo alcanzar mayores cuotas de placer por medios artificiales.

El mayor afrodisíaco sexual somos nosotros mismos, y el descubrir y estimular lo que sentimos por la otra/s persona/s que nos acompañan en las practicas y dejarnos llevar por nuestro instinto. La fijación por alcanzar más placer o por llegar al orgasmo, sin sentir lo que está sucediendo en esos momentos a nuestro alrededor. Generalmente es la causa de no tener orgasmos o de enredarnos en relaciones insatisfactorias cayendo en fingimientos y seudos placeres adictivos y enfermizo.

El orgasmo es una consecuencia de un cúmulo de sensualidad y placer, es una reacción química y sensitiva de unos estímulos físicos, no es el principio ni el fin de la sexualidad. Cuando brota el deseo en la primera mirada, comienza la magia que nos lleva a una relación sexual. Cuando sucede el orgasmo entramos en otra fase de la sexualidad aprovechando la hipersensibilidad.

La frecuencia mayor y más estimulante de placer la alcanzamos con la sensibilidad, no en la exaltación que raya con la violencia. Si detectamos que nuestro afrodisíaco mental es "perverso " y cruel, tendremos que tener en cuenta, que no es producto de nuestra naturaleza original, es un producto educacional, por lo tanto artificial y modificable.

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